Por Danitza Ortiz Viveros, seremi de Gobierno Los Lagos.
De acuerdo al estudio “Monitor Global de Salud 2023”, realizado en 31 países por la consultora IPSOS, dos de cada tres personas en Chile cree que la salud mental es el mayor problema de salud que enfrenta el país en la actualidad, superando ampliamente el promedio mundial. Por otra parte, según las estadísticas levantadas desde el Ministerio de Salud, para el año 2023 en la Región de Los Lagos se registraron 133 defunciones por suicidio y lesiones autoinfligidas intencionalmente. Las cifras son preocupantes y nos llevan a pensar en la profundidad de las dificultades psicoemocionales que envuelven a miles de personas adultas, adolescentes y también a niños y niñas. Por eso, esta vez quise detenerme en una columna que invite a reflexionar sobre este asunto, pero, más importante aún, que invite a tomar acciones desde las veredas de nuestro propio quehacer.
Para la Organización Mundial de la Salud, la salud mental es una parte integrante de nuestra salud y bienestar, además de un derecho humano fundamental. La salud mental significa ser más capaces de relacionarnos, desenvolvernos, afrontar dificultades y prosperar. Suena sencillo, sin embargo, en condiciones adversas del desarrollo de la vida y frente a desigualdades estructurales, es muy difícil poder garantizar esas cuatro premisas.
En ese contexto, es importante abordar los problemas de salud mental como temas prioritarios de la salud pública, preguntándonos permanentemente ¿cómo la historia de vida de una persona puede ser el reflejo de una decisión o de una realidad permanente? ¿Cuánto más beneficioso para la salud psicoemocional sería vivir en barrios seguros, tener una vida comunitaria saludable, crecer con educación de calidad, tener acceso a trabajo decente, no sentirnos postergados, tener un espacio libre de drogas, entre otros factores?
Es por esto que iniciativas como, por ejemplo, “Hablemos de Todo”, levantada por el Instituto Nacional de la Juventud, la Línea de Prevención del Suicidio (*4141) y el Programa Construyendo Salud Mental del Ministerio de Salud, el Plan de Emergencia Habitacional con construcciones más dignas y espacios comunitarios, los programas contra la violencia de género, la ley contra el acoso laboral, el Programa de Apoyo a Víctimas de la Subsecretaría de Prevención del Delito, buscan entregar soluciones de bienestar para situaciones específicas pero también entregando mejor calidad de vida desde una mirada integral.
Estos avances son una clara muestra de que es posible abordar los temas de la salud mental desde distintos estamentos. Sin embargo, aún nos queda mucho trabajo por delante, madurando estas acciones y generando vínculos entre el Estado, los gobiernos locales, las comunidades y las familias.