El Liceo Carlos Ibáñez del Campo ha sido testigo de innumerables historias, algunas bien significativas como la de Jorge Orellana, conocido cariñosamente por todos como ´´Tío Chumita´´. Tras años de dedicación y servicio, Jorge, se retira de la vida escolar, dejando una huella imborrable en las generaciones de estudiantes que tuvieron la suerte de conocerlo, en sus funciones.
Jorge, conocido por todos como ´´Tío Chumita´´, ha sido un asistente de la educación comprometido con el Liceo Carlos Ibáñez del Campo. A lo largo de su carrera, Jorge se destacó por su dedicación al trabajo y su disposición para ayudar en lo que fuera necesario. Más allá de sus tareas cotidianas, siempre estuvo disponible para apoyar a los estudiantes con palabras amables, consejos útiles, o una broma que hacía más llevaderos los días en el colegio.
En su despedida, Jorge dejó una carta que refleja la esencia de su carácter y su cariño por los estudiantes. Con sus palabras cálidas, se despide con humor y sabiduría:
!Hola jovenes buenos dias!
´´Séquense bien las zapatillas… jajajaja… no se olviden, cuiden su gimnasio. Chao mis jóvenes amigos, cuídense y estudien, es aburrido, pero es bueno, ayuda mucho en la vida. La pase bién con todos, disculpen mis malos momentos de repente, ojalá no se olviden de este viejo regañón jejeje. Su amigo de siempre, Tío Chumita.´´
La importancia de personas como Jorge en los establecimientos educacionales no puede ser subestimada. Los asistentes de la educación son el corazón que late detrás de cada institución, asegurando que todo funcione y que los estudiantes tengan un entorno seguro y acogedor para aprender y crecer. Son ellos quienes, con su esfuerzo diario y muchas veces silencioso, contribuyen al desarrollo integral de los jóvenes, brindándoles no solo apoyo en sus estudios, sino también en su formación como personas.
El legado del ´´Tío Chumita´´ en el Liceo Carlos Ibáñez del Campo es un recordatorio de la importancia de estos trabajadores, quienes con su dedicación y amor por lo que hacen, marcan la vida de cientos de estudiantes. Su nombre será recordado con cariño y respeto por todos aquellos que tuvieron la oportunidad de compartir con él y que aprendieron que la educación no solo se imparte en las aulas, sino también en los pequeños gestos de bondad y compromiso que personas como Jorge ofrecen día a día.
Hoy, el liceo despide con tristeza, pero también con profundo agradecimiento, a un amigo que ha dejado una marca imborrable en la historia del establemiento educacional y en el corazón de quienes lo conocieron.
¡Gracias, Tío Chumita, ¡por todo lo que diste!