Tú, constructor de hogares, construirás Paz, para tu compañera e hijos, para tus seres queridos y amigos, una parcela de idílico estilo, desde hoy para que los cobije, mañana. Y en una de estas, también este escribidor, cuando se vaya “para arriba”, lo hará en moto, motoquero empedernido. Y llevará, un pedazo eterno de la casa que con cariño construiste para alojar el ocaso de mi madre.
Amigo Raúl:
Ya han pasado horas en que tu pueblo masivamente te despidió.
Estoica, la mujer de tu vida
Mi querida sobrina Claudia Paz y el hijo mayor que ambos engendraron
En un momento de amor intenso
También de complejidades
Como es la vida, jamás ideal
Te fuiste en medio de tu talento profesional
Y la adrenalina, que es probable no ponderaste
Pero, se, ponderaste, incluso, en ese viaje fatal, a tu familia.
A quien fue tu compañera y a tus hijos.
Los vi llorar y lloré.
Junto a un abrazo con esa niña juguetona, inquieta, de firme carácter que conocí desde sus primeros pasos
Y quiero seguir observándola, como siempre, pese al dolor…
Con su calidad humana, entereza, compañera, consejera…
Claudita Paz, que en todo el escenario presente angustiante de su vida, te acompaña…
Se fue también una parte de ella contigo…
Con amor y perdón…
Recíbelo
Será más claro ante nuestro Señor
Lo sé, porque si los hombres erramos, Dios perdona
También quienes te amaron, aunque sea en silencio.
Un caballero, jamás olvida
Construiste en tiempo récor la casa que cobijó los últimos años de vida de mi madre.
Levantaste un hogar de compañía con su hijo y familia.
Un hogar, sí…
Igual o similar al que un accidente te despojó de seguir viviendo, de los reencuentros
De posicionar tu amor…
Fuiste creador y ahora, estás con el Creador.
Desde allá, construye con la madera del árbol más hermoso
El más limpio
El más fuerte
El más cercano y sinfín
Desde tu presente en el Cielo
Construye la paz,
Construye, constructor amigo, un tinglado
De paz en los corazones que dejas, en medio de la angustia
Construye paz
En los que te recuerdan segundo a segundo.
Levanta los pilares
Que permitan a los tuyos construir resignación y paz
Para vivir los tijerales
Es tu desafío
Con mí querida Claudia Paz y tus hijos
Con tu madre y familia
Y con quienes tuvimos la oportunidad de conocerte y ser parte de tu vertiginosa existencia
En mi caso, solo con agradecimiento.
Ingresa al Reino del Señor
Sin complejos, ni culpas
Solo hazlo, como el hombre que quisiste ser y no pudo hacerlo en plenitud.
Tu Claudia Paz, se, hará honor a su segundo nombre, por ti y vuestros hijos.
Con noble mirada
Con el corazón desecho.
Pero con su mente puesta en tus hijos.
Aquella chica con la que conviví hace años, en Fresia, en Pelluco
Con su balde lleno de arena
Para plena de chispa y alegría besar el mar
Como cuantas veces lo hizo contigo, ya mujer, adolescente y adulta.
Integra.
Y tú sabes, Raúl, tanto como yo, en menor escala, que esa chispa volverá a brillar, incluyendo tu recuerdo.
Como el mío, porque construiste una gran esperanza de vida para mi madre y tranquilidad para mi familia.
Nunca es tarde, para construir, hijo, lo mismo para los tuyos.
Quienes están contigo, junto al Señor, serán tu ayuda, como la impronta de amor que dejaste inconclusa.
Ya te fuiste en cuerpo.
En el alma de los tuyos y de muchos, no.
Seguirás presente, siempre.
Y a Claudita Paz, como muchos, como las abejas, que sepa ella que presencial o anónimamente, en el silencio, o en las palabras sufrientes, tejeremos un enjambre de contención, cariño pro-paz.
Porque sé que así lo quiere, así será…
Desde la tierra impredecible, estas modestas palabras para ti
Y en una de estas, motoquero, me iré algún día en un móvil de dos ruedas que amaste, para acompañarte y construir al lado de Dios una parcela celestial, donde estén mis padres, mis seres queridos, los tuyos idos, para recibir, por ejemplo la icónica enseñanza de tu padre; a quien tuve el gusto de conocer y compartir y de este viejo escribidor, que, entonces, lanzará desde el cielo, nuestras crónicas de vida celestial; desde ese mundo para el mundo terrenal que nos habrá de recordar, pero que, también, entonces, sabremos habrá sido amortiguada la angustia en ellos y los veremos, desde el más allá, felices, como hombres y mujeres de honor, así lo quisiéramos.
Hasta pronto, no hasta siempre, “Raucho” de Fresia.
GUSTAVO CID ASENJO
Simplemente…
En el día de tu partida, naciendo junio de 2022, con el frío cruel de una despedida.